GUCCI GUILTY
Por allá del año de 1920 un joven florentino llamado Guccio Gucci, quien trabajaba en el Hotel Savoy de Londres, quedó impresionado con el refinamiento y elegancia de los baúles y maletas de la reconocida nobleza inglesa que se hospedaba ahí. Ello le dio la idea de abrir a su regreso a su ciudad natal, Florencia, Italia, una marroquinería para la fabricación desde sillas de montar hasta maletas y bolsos, en los cuales su gran característica era su esmerada fabricación artesanal, cuyos detalles de lujo en todos sus productos de cuero eran característicos y pronto conquistaron a los más exigentes clientes.
Gucci amplió la oferta de sus productos llenos de la distintiva elegancia inglesa y sus maletines, bolsos de viaje, portafolios, guantes, zapatos y cinturones pronto alcanzaron una fama mundial.
El negocio creció y también la familia, pues Gucci tuvo cuatro hijos: Aldo, Vasco, Ugo y Rodolfo, quienes al crecer fueron contribuyendo al crecimiento de la firma, pero también fueron participes de desavenencias y escándalos pasionales que en varias ocasiones hicieron cimbrar a la propia empresa.
A la muerte de Gucci, Aldo logró una gran expansión de la empresa y abrió sucursales en Londres, París y Nueva York. Sin embargo, fue condenado a un año de prisión por no pagar impuestos. Más adelante se enamoró de Bruna Palombo por quien dejó a su esposa Olwen Price, pero debido a que tener un hijo fuera del matrimonio era penado en Italia, se tuvo que ir a vivir a Londres, donde nació su hija Patricia Gucci, quien fue la heredera universal de su fortuna y autora de un exitoso libro intitulado “In The Name of Gucci”.
Maurizio Gucci, nieto de Guccio Gucci e hijo de Rodolfo, tomó el mando del corporativo al morir Aldo Gucci a causa de un cáncer terminal, pero su fortuna empezó a decrecer junto con la de la compañía que ostentaba su apellido, tanto porque la Guerra del Golfo había arruinado el mercado del lujo, como por el hecho de haber sido acusado de blanquear dinero y de falsificar la firma de su padre, hasta que Maurizio no tuvo más remedio que vender la famosa empresa a la financiera árabe Investcorp en la nada despreciable fortuna de 120 millones de dólares en 1993.
Sin embargo, el infortunio de Mauricio Gucci no paró ahí y una mañana del 27 de marzo
de 1995 cuando llegaba a sus lujosas oficinas, un asesino a sueldo, contratado por su propia esposa Patricia Reginni, tras una guerra por su fortuna y sus irrefrenables celos hacia su amante Paola Frenchi, por quien la había abandonado, dio muerte al último director del consorcio Gucci, con tres disparos por la espalda.
Años después de la desaparición del patriarca de la marca Gucci, en 1974 se crea el primer perfume llamado “Gucci No 1”, nombre tal vez inspirado en el de “Chanel No 1”. Y de ahí en adelante surgen muchas de sus fragancias que han dejado huella en el mundo de la mujer.
Pero no fue sino hasta 1999 cuando gracias a una idea revolucionaria se creo “Rush” para hombres, que fue sucedida por una serie de nuevos aromas que atrajeron a los caballeros de todo el mundo.
Hoy, la fragancia “Gucci Guilty” despierta los cinco sentidos del hombre, si no es que los instintos y las pasiones más ocultas a través de su último comercial de televisión producido en Venecia. Donde la promesa publicitaria básica ofrece a los hombres el encontrar, en un paradisiaco lugar, el sueño de una relación prohibida que se sumerge en el placer de los sentidos, lo mismo en una bañera como entre las sabanas de satín, donde un hombre y dos mujeres disfrutan de un “Menage a Trua” solo posible con la fragancia de “Gucci Guilty”. Todo ello producido con una magistral suavidad y delicadeza tanto en los encuadres fílmicos y personajes como en la música, y solo mediante sugerentes detalles se aprecia la participación de los tres, observándose si acaso entrar a cuadro la mano de una de las mujeres, la que solo acaricia suavemente la piel de la fémina que se halla en éxtasis ante los besos del apasionado amante, para finalmente ver tendidos a los tres participantes semidesnudos en el lecho y hundidos en el sublime sopor de los momentos posteriores a la pasión. Una producción cuya historia, idea y realización fílmica supera, y por mucho, a Las 50 sombras de Grey.
Pero no me crea a mi, descubra usted con sus propios ojos todos estos detalles en la producción fílmica que a continuación le presento: