- “El partido comunista llegó a reclutarme (la primera vez en Tijuana en 1962), los mandé a la chingada”.
Jesús Anaya Rosique. Voz tersa. Sus estudiantes lo adoran. Este semestre imparte Narrativa mexicana del siglo XX. Es un profesor que sabe más de la cuenta, véase la razón: en sus clases narra toda suerte de anécdotas, historias, chismes del mundo literario, y cómo no, si ha conocido a la mitad de los autores de las novelas que se estudian en su curso: “Federico Campbell, Carlos Montemayor, Carlos Fuentes, a quien conocí en 1965 y en el 64 al chileno José Donoso. También a José Revueltas”. De este último Jesús Anaya cree que se salvó del alcoholismo gracias al movimiento estudiantil del 68. “En enero de 1968, Revueltas había sido Premio Nacional de Literatura, se lo dio el mismo Díaz Ordaz”, dice Jesús subrayando con la voz los apellidos del expresidente y luego agrega que cuando estalló el movimiento a fines de junio, “Revueltas, viendo el ejemplo de Sartre en la Sorbona, se fue a vivir a la UNAM y se convirtió en el asesor intelectual del Comité de Huelga de la Facultad. Dejó de tomar”.
A muchos otros autores los conoció cuando fue director editorial del Grupo Planeta en México. Entre ellos a Gloria Trevi. Cuando Jesús supo, como todo el mundo, que Gloria había sido detenida en Brasil, pensó en buscarla. Los abogados de la estrella le recomendaron viajar a Brasilia “Fui como cinco veces”. ¿Y de verdad Gloria Trevi escribió o Planeta contrató un escritor fantasma? “Sí, ella escribió ese libro, aunque Gloria quería hacer una historieta. Le dije que nosotros no publicábamos ese género”. Planeta había apostado a que una autobiografía de Gloria Trevi tendría el mismo o mayor nivel de ventas que su calendario; pero no fue así, y tan solo se vendieron 60 mil ejemplares, “un número inferior a los ejemplares del calendario”.
Para preparar sus clases, Jesús suele estar de pie entre seis y siete de la mañana. “También doy clases de Periodismo, Crítica literaria, Derechos de autor y Producción editorial”. Quizá no haya en México nadie que conozca mejor el ámbito editorial como Jesús Anaya y vean ustedes las razones: además de haber publicado alrededor de 600 títulos en Planeta y haber vendido tres millones de ejemplares, fundó la primera y única Maestría en Edición. “Raúl Padilla, el rector de la Universidad de Guadalajara de ese entonces, me pidió que diseñara una, y acepté con la condición de que no fuera una fábrica de desempleados. Así que miré hacia donde sí había estudios especializados sobre edición y, en tres semanas, recorrí Frankfurt, Milán, Nueva York, París, Amsterdam, Londres, Madrid y Vancouver. Regresé con un montonal de información y me encerré seis meses para diseñar la maestría”. Sin embargo, cuando hubo cambio de rector, Jesús se vio precisado a ser director de publicaciones de la Universidad de Guadalajara para asegurar el presupuesto de la maestría., y “logramos que se graduaran dos generaciones de estudiantes. Todos ellos son, actualmente, gente activa en el mundo editorial”. La experiencia de Jesús como editor arranca cuando él tenía 16 años: “En el periódico de la secundaria No. 4 de Tijuana. Yo era el director, el reportero, el corrector de galeras, era floresmagonista y ya había leído a los teóricos anarquistas”.
Seguramente esto último lo llevó a promover la publicación de una novela de gran calidad literaria, cuyo autor era, al igual que Jesús, anarquista: Canek Sánchez Guevara, nieto del Che, uno de los íconos de la revolución cubana. Nada menos.
En su libro, Canek “presenta una clara idea de lo decepcionante que ha sido la revolución cubana. La novela es estupenda. Él era un perfeccionista”. Y algo de requeteanarquista debe haber sido el nieto de la leyenda revolucionaria pues en su funeral, en la Ciudad de México, “había tres coronas grandotas con bandas que decían: <<Movimiento Libertario Cubano>>”.
El padre de Canek, quien es amigo de Jesús, le contó a éste que su hijo había dejado una novela titulada 33 revoluciones, entre muchísimas cuartillas de diversos textos y géneros. “En marzo de 2015, la leí. Tenía que publicarse. El siguiente mayo, en el Salón del Libro en Turín, vi amigos editores. Le pedí a uno de ellos que leyera la novela. Tres días después de haber regresado a México, me escribió. Quería publicarla en Italia, en Estados Unidos y distribuirla en todo el mundo. No le dije quién era el autor, sino hasta después”.
París. Jesús envía 33 revoluciones a una amiga editora que tiene el catálogo más grande de literatura latinoamericana. El resultado fue favorable. ¿Qué? ¿Qué el autor es el nieto del Che? Entonces la publicación debió haberse hecho ayer. Eso fue lo que seguramente pensó o pudo haber pensado —sin cerrar la boca ni articular palabra, debido al pasmo— la editora francesa. Pronto se hicieron indispensables las gestiones de un agente literario. Jesús llamó a Víctor Hurtado. El verano de ese año se firmó un contrato para publicar 33 revoluciones, que hasta hoy cubre 15 idiomas y 25 países. “El dinero es para los hijos de Canek, dos que viven en España y otro en Francia. Él murió a los 40 años y vivía con gran austeridad, no era de vicios, tenía lo que traía puesto, un verdadero anarquista. Murió de un virus en los pulmones”, hace Jesús un brevísimo perfil de Canek Sánchez Guevara antes de continuar:
“Te decía hace rato que me pongo de pie entre seis y siete de la mañana, desayuno poco y luego me siento frente a la computadora”. Jesús Anaya Rosique es un editor de la cabeza a los pies; actualmente, como profesor de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, lleva a cabo una investigación para escribir una Historia de la edición contemporánea en México, de 1920 al 2000. “Nadie ha escrito al respecto. Soy un suicida”, dice.
¿Y en cuanto al periodismo? Entre 2008 y 2013, Jesús tuvo una columna de media página en Milenio. Escribía sobre novedades editoriales en torno a política e historia. “Mi columna estaba en la sección de política, no de cultura. Carlos Marín me corrió como represalia por haberle reclamado la política de Milenio apoyando a Esther Orozco, la rectora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, durante la huelga”. Ahora, Jesús Anaya colabora en una revista bimestral de Puebla: Desarrollo empresarial. “Hago una entrevista a líderes de opinión para cada número y reseñas de novedades editoriales”.
Editor. Periodista. Profesor. Y anarquista: “siempre he sido un francotirador; trabajo por mi cuenta, sin ataduras. Estuve vacunado contra el estalinismo, gracias a mi abuelo, exiliado en México por la guerra civil española. El partido comunista llegó a reclutarme (la primera vez en Tijuana en 1962), los mandé a la chingada. Pensábamos que la revolución cubana era distinta, bastaba acercarse un poco para decepcionarse. Los <<anarquistas>> de ahora, “esos a los que la prensa ignorante llama así, son una caricatura” —y aquí la voz de Jesús ya no es tersa— “El anarquismo es una corriente ideológica de larga historia, teórica y práctica, y dudo que alguno de esos muchachos sepa qué es el anarquismo pero igual les toca enfrentar este orden inicuo”.

IMAGEN PROPORCIONADA POR CARMEN ROS
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